El siguiente es un documento realizado por la Coordinación 27 de Junio. Instancia creada para convocar y organizar la marcha a 42 años del Golpe.
En dicha coordinación confluyen diversas organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y de DDHH.
En dicha coordinación confluyen diversas organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y de DDHH.
Nos convocamos....
Contra la soberbia del Ministro de la impunidad, contra la estrategia del silencio, el 27 de Junio a 42 años del Golpe marchamos para a repudiar a un Ministro que ha perdido toda legitimidad. Porque es un obstáculo para la Verdad y la Justicia, y porque es una ofensa para la historia de lucha de nuestros compañeros.
No fue
sorpresa, desde 1964 tras el Golpe de Estado en Brasil la CNT
tenía decretado una Huelga en caso que se insinúe el avance dictatorial
aquí; el quiebre empieza a hacerse más evidente aún en febrero del 73, cuando
se llevan adelante el pacto del Boisso Lanza y los Comunicados 4 y 7.
Los ejércitos se habían estado preparando en la Escuela de las
Américas, bajo el auspicio de EE.UU. y el apoyo político de las burguesías locales.
El conservadurismo avanzaba a pasos agigantados, en una lucha coordinada
regionalmente para evitar los brotes revolucionarios; brotes que ya habían
echado fuertes raíces en nuestra región. “Libertad o muerte”, “vencer o morir”,
“Ni civil ni militar el Poder es Popular”
decían los compañeros, conscientes de los sacrificios que la lucha por
un mundo nuevo significaba. La Cámara de Industria, la Asociación de Bancos, la
Liga Comercial, la Asociación Rural del Uruguay, las FFAA, el FMI, el BM,
EEUU; no dudarían en imponer la muerte
en un férreo y aberrante esfuerzo por evitar que el movimiento popular ponga en
jaque sus intereses.
Las oligarquías y el imperialismo perdían su fuerza hegemónica, así era
imposible implantar el neoliberalismo programado desde la escuela de Chicago. La dictadura del cono
sur, fue un plan meticulosamente trazado por años. A la Escuela de las
Américas, “fueron militares y civiles, a
aprender las formas más sofisticadas de dominación y tortura orientados por la
“Doctrina de la Seguridad Nacional”
Este sur, cada vez más signado por las luchas de la izquierda
revolucionaria desde sus diversas organizaciones políticas y sociales, dónde
los jóvenes dejaban la paz de sus casas para pelear por la justicia social,
hacía temblar los intereses de la burguesía y EE.UU y potencias como Francia,
Inglaterra, Israel.
El Movimiento popular había crecido. Tomado fuerzas y se organizaba. El
Pachequismo, aumentaría exponencialmente la represión: Leyes represivas y
confiscadoras de los logros populares, Estado de sitio, Medidas Prontas de
Seguridad, persecuciones, encarcelamientos, torturas y asesinatos. La escalada
va en ascenso desde la década de los 60, sin embargo el día crucial fue el 27 de junio de 1973, día en que Juan
María Bordaberry disuelve las cámaras y se concreta descaradamente el Golpe. La
polémica en el seno del Movimiento Popular crece, sobre el carácter del mismo,
pero en fábricas, centros de estudios, barrios, no hubo dudas la resistencia,
se organiza; ante Golpe de Estado ¡HUELGA GENERAL!
LA RESISTENCIA POR TODOS LADOS Y EN EL HOSPITAL.
A las 06hs de aquel miércoles 27 de junio de 1973, ni bien se supo que
las cámaras eran disueltas, los trabajadores ocuparon sus puestos de trabajo,
dispuestos a combatir. Las ollas populares, las actividades colectivas, la
solidaridad a flor de piel, el trabajo codo a codo con los compañeros y las más
diversas formas de lucha, fueron
empuñadas contra los fascistas. Todos: cooperativas de vivienda,
organizaciones barriales, el movimiento estudiantil, los trabajadores, todos
organizados contra la dictadura. Y no luchaban solo por la democracia, luchaban
por otro orden social, donde la libertad y la igualdad sean más que palabras,
donde ya no haya oprimidos ni opresores.
La Huelga se extendió por todo Uruguay, y así también la represión.
El 27 de Junio del 73 uno de los grandes bastiones de resistencia fue
el Hospital de Clínicas y varios centros de salud, allí iban los heridos a
manos de la policía y el ejército a sanar para continuar peleando. Allí también
iban las fuerzas represoras a buscar “sediciosos” lesionados. El Clínicas
estaba bajo control obrero, como tantos otros centros ocupados. No se
identificaban, ni se dejaba pasar a las fuerzas represivas pese al
hostigamiento constante.
El 9 de
Julio/73 miles salen a las calles diciéndole NO
al golpe, mientras otros tantos hacían guardias gremiales en sus
trabajos que seguían ocupados. La
posición del pueblo era contundente, se oponían férreamente al avasallamiento
cívico-militar. La reacción de las fuerzas represivas fue igual de contundente:
una feroz represión en 18 de Julio, dejando cientos de heridos y detenidos. La dictadura en esos días, se
llevó la vida de dos compañeros: Walter Medina y Ramón Peré.
El compromiso de los compañeros
del Hospital fue impresionante: no solo corrían tratando con escasos recursos
de sanar a los compañeros sino que los cubrían; el riesgo de ser castigos por
esto era patente, pero no dudaron en silenciar ante el requerimiento de la
policía y el ejército. No dudaron en evitar a toda costa que las fuerzas
represivas ingresen al Hospital.
El once de julio delegados de la
CNT resuelven levantar la Huelga, que los trabajadores desde sus bases habían
resuelto y sostenían, desde entonces el
régimen extendió la escalada represiva. Ya eran miles los presos torturados,
asesinados y desaparecidos por el escuadrón de la muerte, la formalización del
golpe, consolida a las Fuerzas Conjuntas para hostigar y oprimir a la población
entera.
Quince
días de Huelga General en todo el país, con las fuerzas policiales y militares
hostigando a los compañeros, buscando “subversivos” e incluso disparando a
quemarropa, ¿No habrían necesitado una gran preparación y una fuerza
superlativa? En los más de diez años que transcurrieron los compañeros se
fueron preparando para resistir, un ejemplo de esto fue el simulacro de huelga
realizado en más de 200 centros de trabajo para calcular el tiempo y medidas
estratégicas necesarias. Pero no fue suficiente.
Hubo más de 3000 despidos y sancionados, “listas negras” persecución
policial, presos (el Cilindro se abarrota de “”sediciosos), torturados,
allanamientos, requerimientos de los dirigentes sindicales. Muchos lugares de
trabajo se desocupaban de manera violenta por la policía y los trabajadores lo
volvían ocupar. Se ilegaliza la CNT. Se ofrecían aumentos de salarios y rebajas
en el precio de los alimentos a quienes abandonaran las huelgas. Se militarizan
varios lugares, entre ellos la ANCAP, (SUS OBREROS APAGAN SU LLAMA, COMO
MENSAJE DE RESISTENCIA). Se cierran las radios anti-golpistas mientras los medios de comunicación, en especial el
diario “El País” desarrollaron una férrea campaña “anti subversiva” y sembraban
el terror. El esfuerzo para poner fin a
la huelga era impresionante, sin embrago
en los lugares de trabajo seguían los carteles:”OCUPADO”. El pueblo se
negaba a entregar la lucha.
Sin embrago el levantamiento de la Huelga está lejos de significar el levantamiento de
la resistencia. Durante toda la dictadura hubo bastiones de lucha, desde la
clandestinidad, desde el exilio, desde las cárceles, el pueblo se las ingenió para combatir y para
poner jaque de alguna u otra manera a la dictadura: nacieron nuevas
organizaciones, sociales, barriales,
artísticas, culturales y
políticas, cooperativas de vivienda,
siguieron resistiendo, diciendo
NO a la dictadura, de diferentes maneras.
LA RESISTENCIA en la UNIVERSIDAD:
Edmundo Narancio, ultraderechista incorporado al nuevo gabinete dirá
que la Universidad era un territorio contaminado por la ideología
marxista-leninista y que tomará medidas al respecto. El doce de setiembre se
llevarían a cabo las elecciones (secretas y obligatorias) de las autoridades
universitarias, los militares conminaban a votar desarrollando una campaña para
“limpiar” a la universidad de sus autoridades “filozurdas”. Mientras los
compañeros consideraban que era una gran oportunidad para manifestar el rechazo
a la dictadura.
El 11
de setiembre era asesinado Salvador Allende, durante el brutal Golpe de Estado
en Chile. En este marco, el 12/09/73 se realizan, acá, las elecciones Universitarias que darían una
amplísima mayoría a la lista de izquierda. Muchos de los electos debieron exiliarse al poco tiempo o fueron
confinados a las cárceles uruguayas.
Con los
resultados en mano, el semanario “Azul y blanco” esgrimió “Mayorías o no, hay que aplastarlos”. A partir
de entonces el clima en torno a la Universidad se recrudeció: presencia
policial y militar en sus inmediaciones de forma casi constante, amenazas y
disparos contra militantes. Como fue el caso de Hugo Machin. El corolario fue
la explosión de una bomba en la facultad de ingeniería el 27 de octubre,
cobrándose la vida del estudiante Marcos Caridad Jordán, que militaba en los
Grupos de Acción Unificadora (GAU). Fue la gran excusa para la intervención de
la Universidad. El “nuevo orden” trajo consigo destituciones, depuración de las
bibliotecas y materiales, persecución más acuciante a estudiantes y
funcionarios, eliminación de algunas áreas de estudio y paralización total de
otras, supresión casi total de la extensión y la investigación.
El 28
de noviembre de 1973, fueron
ilegalizadas 14 organizaciones políticas, el movimiento estudiantil, la prensa
de izquierda etc.
El
nuevo rector fue Edmundo Narancio, pese a lo cual el Hospital de Clínicas continúo
bajo el control de Hugo Villar, Aron
Nowinski y Julio Ripa, hasta que Villar hizo públicas las carencias que tenía
el hospital y así fue sustituido. En su
lugar fue asignado Enrique Boix de Subdirector Técnico del Hospital Central de
la Fuerzas Armadas con el grado de Mayor, quien firmara la muerte de muchos compañeros,
entre ellos los certificados de los ocho
obreros asesinados en la Secc. 20 del Partido
Comunista. El accionar del Mayor Enrique Boix, fue cruento: cómo medico
“supervisó” el asesinato bajo tortura de varios compañeros y firmó que las bajas se debían a “causas
naturales”.
De esta
manera, la Universidad y con ella el Hospital de Clínicas ven cercenada su
verdadera función social a mano de un gobierno ultraderechista que busca
defender a capa y espada los intereses de la burguesía y el imperio. Sin
embargo, los compañeros se las ingeniarán para resisitir. La solidaridad y la resistencia siguieron siendo la consiga
de los compañeros, aun en los momentos de mayor terror y opresión. A su lucha
nos debemos, su lucha continuamos.
POR TODO ESTO Y MÁS:
El
silencio otorga… otorga a los verdugos el impune disfraz de “buenos vecinos”,
de “viejitos indefensos” cuyo pasado parece haberse perdido en el anonimato.
Otorga a las madres el dolor eterno en el pecho de la mentira y las ausencias,
de los recuerdos que se van rompiendo cada vez que la “Justicia” dice SILENCIO.
El silencio otorga a los jóvenes un pasado profanado, la desmemoria y la
desesperanza. Callan los culpables y callan los cómplices. Pero entre tanto
pacto y verdades amordazadas, queda un puñado de resistencia que crece y grita.
¿Dónde mierda están los compañeros?
Queremos
a los asesinos, a los torturadores, a las cabezas políticas y a los hacedores
del ocultamiento, y los queremos para hacer JUSTICIA. Y gritamos MEMORIA…
devolviéndoles vida a nuestros compañeros, haciendo carne la lucha en que ellos
supieron empuñar enfáticamente por construir un mundo nuevo.
Ellos,
los que dijeron NO al golpe entrelazando barricadas y fuegos en la Huelga
General del 73, los torturados, los perseguidos, los clandestinos, los
exiliados, los muertos y desaparecidos…son los nuestros. Son nuestra Historia,
la parte que más duele y más nos enorgullece. La RESISTENCIA capaz de abrirnos
nuevos umbrales y precediendo nuestro tiempo
con los candiles de la dignidad y
la solidaridad.
POR ELLOS Y POR LOS QUE VIENEN QUEBRAMOS IRREMEDABLEMENTE EL SILENCIO
GRITANDO VERDAD Y JUSTICIA, GRITANDO VIVAN LOS COMPAÑEROS.
27 de junio a 42 años del
Golpe
¡Fuera Huidobro!
¡Queremos Justicia!
Marcha desde el Hospital
de Clínicas al Ministerio de Defensa: 15hrs.
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