Compañeras, compañeros
Hoy a tantos años seguimos en pos de los sueños emancipadores.
Y de alguna manera haremos justicia. Creímos, creemos como dice una canción que bajo el paso de una historia, que iba a alzar hasta la gloria, el poder de la razón, íbamos, a concretar la sociedad de la justicia. Si estamos seguras. Que de alguna manera destruiremos este injusto mundo y levantaremos ese sitio soñado. El de todas y todos los asesinados y desaparecidos.
En este tiempo donde tanto vendes, tanto vales, queremos tomar el ejemplo de Carmelo.
El sufrimiento que el terrorismo de Estado generó en ese pueblo, fue resistido con una red de solidaridades que hoy se expresan en la permanente búsqueda de verdad y justicia. Y lo más importante esas historias se trasmiten de generación a generación, ahí la memoria anda viva. De abuelos a padres, de madres a hijos, de hijas a nietos.
En estos pueblos, donde todos se conocen, la resistencia se ve expuesta. Toda dignidad, toda opinión, fue arbitrariamente catalogada de subversiva, la más mínima resistencia fue causal para ser detenidos, llevados a comisarías y cuarteles donde se era interrogado, violentado, torturado y asesinado.
Dijimos en el escrache a Perdomo: que en 1974, en la ciudad de Carmelo el 26 de febrero, mientras el carnaval recorría las calles, el terror llamó a la puerta de Chiquito Perrini, heladero, padre, compañero, detenido por la patota militar del cuartel, Nº 4 de Colonia. Entre esa patota militar estuvo Pedro Barneix.
Hoy ya cansados de la espera, de los tortuosos caminos de las políticas de Estado, que reproducen la injusticia, el dolor y el horror, seguimos luchando. Seguro que justicia que tarda no es justicia. Estamos asqueados de tanta impunidad porque esta abre una y otra vez las heridas del terror.
¿Cómo llegar a la verdad?
¿Qué hacer con todos los impunes?
¿Qué hacer con el Gral. Barneix?
¿Cuál es la verdadera justicia?
De alguna manera tendremos que hallarla, no, no es fácil lo sabemos, lo sabes… y aunque faltan fuerzas nunca será tiempo de olvidar, nunca será tarde para luchar.
Y aunque las horas pesen como piedras en nuestra espalda acá estamos, sosteniendo la memoria, la bandera, la pelea. Como sin duda lo ha hecho todo un pueblo. Que buscó, que no creyó las mentiras, que anda cada 3 de cada mes reclamando en la plaza por el Chiquito. Cada 3 de cada mes hay un pueblo que te condena, por cobarde, por torturar, por asesino, por escalador. Porque sin duda el repudio del pueblo de Carmelo, es el sentir de los familiares, de sus amigos, de sus vecinos, de sus compañeros.
Carmelo no olvida. Y allí en un pueblo chico, la dignidad se agiganta. Allí el Chiquito ha sido y es esa referencia, que acrecienta la memoria.
Barneix, está condenado. Por asesino, por torturador, por genocida. No negociamos con la sangre de los caídos. No habrá ningún silencio capaz de acallar la voz de los libres.
¡Nuestras voces se expanden para decir BASTA!
No habrá perdón, no habrá olvido.
Los genocidas, torturadores y asesinos, no tienen lugar entre nosotros
No es un vecino cualquiera, no es un viejito cualquiera, que pasea su perro por el barrio.
Que nadie lo salude.
Que nadie le venda nada en el barrio.
Que la condena se concrete repudiándolos, señalándolos, condenándolos.
Qué todos los crímenes que cometieron no queden impunes.
Porque la condena social es nuestra voz. El primer grito en pos de la justicia
El repudio un arma cargada de memoria
Mientras haya impunidad, mientras no haya justicia habrá Escrache
AHORA JUSTICIA!!
12 de Diciembre 2014
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