Es el General de los impunes
Nació el 31 de agosto de 1946
Casado con: Berta Luz Pla Viera, C.I.: 1.523.549-8, Partera del Hospital Militar en el período de la Dictadura y Funcionaria de AFE.
Ingresó al Ejército el 1º de marzo de 1963, en el arma de Infantería.
Con el grado de Teniente, asistió en 1973 a la Escuela de las Américas, a cargo de un grupo de cadetes (entre ellos el actual comandante en jefe, Pedro Aguerre, y el comandante de la División II, Willie Purtscher), para realizar el Internal Security Operations Course C-6.
En marzo de 1974 mató en la tortura a Chiquito Perrini e integró la patota que violó a compañeras. En el marco de la exigencia de la Flia. Perrini de justicia “apareció” un documento interno del ejército de la época, donde se señala que Barneix estuvo presente en el interrogatorio realizado a Perrini en el Batallón 4 de Colonia, el documento dice: Perrini “se desvaneció”.
La autopsia no ofrece dudas: claramente lo mataron en la tortura. *
Ascendió a mayor en 1981 con destino al Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES).
Estuvo en Inteligencia del Ejército, ahí “trabajaba” en 1993, cuando se produjo el asesinato en Uruguay del bioquímico y agente de la dictadura chilena, Eugenio Berríos. Este episodio no hizo mella en sus promociones y resultó designado al frente de la Dirección Nacional de Inteligencia del Estado.
Llegó a general en 2003, cuando el presidente Jorge Batlle lo designó jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia del Estado (DINACIE).
2004 jefe de la División del Ejército N°4. Suplantó a Rosales provisoriamente en la titularidad de la comandancia. Se retiró al cumplir los ocho años en el grado. Asistió a la Primera Reunión del Foro de Servicios de Inteligencia Iberoamericana, celebrada en Costa Rica en 2004.
En 2005, junto con el general Carlos Díaz, Barneix elaboró el informe sobre desaparecidos que el Ejército que Tabaré Vázquez les pidió. En esa “historia oficial”, por primera vez las FFAA admitieron la desaparición forzada de 25 uruguayos.
Dicen que bajo la responsabilidad del Servicio de Información y Defensa (SID) y que la Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas (OCOA), aunque existía orgánicamente en cada una de las cuatro divisiones del Ejército, nada tuvo que ver. “El trabajo que Barneix y Díaz entregaron al comandante Ángel Bertolotti “desconoció” la existencia del “segundo vuelo” de Orletti (admitido por la Fuerza Aérea) y marcó “equivocadamente” el lugar donde estaban los restos de María Claudia García de Gelman. Pero MARÍA CLAUDIA NO ESTABA AHÍ:
“Los coroneles José Gavazzo y Jorge Silveira (por ejemplo) le dijeron a los generales Carlos Díaz y Pedro Barneix que María Claudia estaba enterrada “ahí”. Los generales Díaz y Barneix les creyeron, y le dijeron al comandante Ángel Bertolotti que María Claudia estaba enterrada “ahí”. El comandante Bertolotti les creyó y le dijo al secretario de la presidencia, el doctor Gonzalo Fernández, que María Claudia estaba enterrada “ahí”. Fernández le creyó y le dijo al presidente Tabaré Vázquez que María Claudia estaba enterrada “ahí”. Vázquez le creyó y le dijo a todo el mundo que María Claudia estaba enterrada “ahí”. Todo el mundo le creyó, y comenzaron las excavaciones. A un mes de iniciados los trabajos, ahora resulta que María Claudia no está “ahí” El tiempo pasó, y no sólo no estaba allí María Claudia, sino que ningún desaparecido estaba donde Díaz y Barneix habían dicho. Éste General orquestó la mentira. Los equipos de antropólogos y arqueólogos estuvieron un año entero excavando en los lugares equivocados y terminaron su trabajo con las manos vacías. Peor aún, los restos que sí se encontraron (los de Miranda) estaban donde el informe decía que no había nada”
¿Es creíble que T. Vázquez ignorara quien es Barneix? ¿No sabía que estuvo en la Escuela de Panamá y en el Batallón de Colonia en 1974?
Diciembre del 2011, citados a declarar BARNEIX y PERDOMO no se presentaron. A partir de ahí han presentado todo tipo de chicanas y escusas para no concurrir.
La mazmorra del general:
Este cuartel fue creado 22 de abril de 1939, en el ingreso la ciudad de Colonia, con frente a la avenida Baltasar Brum, se levanta el Batallón de Infantería Nº 4.
Algunas historias pintan a cabalidad lo que fue este cuartel desde su creación:
“Las medidas prontas de seguridad arrancan en el año 1958, donde ya hubo sindicalistas presos, con un gobierno blanco. Ahí se inventan esas "medidas". En el año '68, los funcionarios públicos tienen que ser algo así como reservistas del Ejército. Tuvimos que ir al cuartel y firmar como que estábamos a disposición si éramos agredidos desde el exterior. Ese año, cuando AEBU decretó un paro, vino el comandante del cuartel y nos dijo si éramos conscientes que nosotros, de a- cuerdo a las leyes, habiendo medidas prontas de seguridad no podíamos hacer paros. Hicimos el paro, y a todos los funcionarios bancarios oficiales del departamento nos llevaron al cuartel. Nos metieron en otro galpón, y a los de Colonia nos llevaban todos los días a trabajar, durante diez días. O sea que en 1968 ya detienen y encarcelan a trabajadores que hacen un paro. Ese fue, para mí, el primer escalón. Las medidas prontas de seguridad fueron una constante durante el gobierno de Jorge Pachecho Areco, o sea que no podemos hablar de dictadura a partir del 27 de junio del '73. Tenemos que hablar de un proceso escalonado, donde no solamente se metía gente presa, sino que murieron estudiantes en la calle, y se sucedieron una serie de hechos que tienen esa fecha como algo casi simbólico. Porque antes de eso también hubieron muchas muertes, muchos torturados, muchos presos”.
En 1974 la dictadura ejecutó un plan represivo sistemático en la ciudad de Carmelo. En el cuartel se los encapuchó, esposó y torturó brutalmente con picana eléctrica, submarino; potro, caballete, golpes, plantones y amenaza sicológica. El encargado de dirigir la tortura era Ernesto Rama, parte de la Organización de Comandos Antisubversivos (OCOA) al que le decían ‘El Tordillo’, alias “Oscar” quien cruzaba a la Argentina a actuar como comando. Se habló que mucho tuvo que ver con la muerte de Michelini y Gutiérrez Ruiz.
Tanto en el penal de Libertad, como en el de Punta de Rieles todos los meses cambiaba la guardia; venían de un cuartel distinto todos los meses. Cuando le tocaba al cuartel de Colonia ya todos las y los presos del país sabían que se endurecía la mano.
Se reconoció el cuartel Batallón de Infantería No. 4 de Colonia.
“Abriendo una ventana al pasado doloroso, los testigos en esta causa judicial recorrieron durante dos horas el predio de aproximadamente cuatro hectáreas en donde se encontraban las caballerizas donde mantenían a la mayoría de los detenidos, parados durante todo el día, encapuchados mirando la pared, el casino de oficiales y su sótano donde con la complicidad de tres médicos de la ciudad de Colonia que aún viven, los militares desplegaban todo su sadismo torturando gente inocente, el patio donde les permitían salir una hora cada varios días y la oficina de interrogatorios al lado de la cocina.
Ya no existe una especie de perreras que construyeron en los viejos gallineros en dónde ponían a la gente que apenas entraba en cuclillas y allí los tenían a la intemperie”
Cuenta su hijo:
Yo tenía solamente un año cuando lo mataron; no tengo ningún recuerdo de mi padre, y yo siempre comentaba que mi padre había muerto de un ataque al corazón mientras dormía. Eso era lo que a mí me habían dicho. Y a los once años me entero, porque me levanto, voy a la cocina, escucho a mi madre que estaba hablando con una persona y me quedo escuchando atrás de la puerta, y escuché que la versión que yo tenía no era la verdadera. Recién ahí me enteré cómo había sido, que lo habían matado en el cuartel, que lo habían matado en la tortura, que lo habían asesinado. A raíz de eso tuve una adolescencia muy dura, me enojaba con todo el mundo, todos habían sido culpables, desde los militares hasta quien me hablara del Frente Amplio, estaba enojado con el mundo entero.
* Aunque la causa de su muerte es registrada como “edema agudo de pulmón, originado por estrés”. Perrini estaba en una lista de “sospechosos”, y fue parte de una redada. El 24 de febrero fue sacado de su casa encapuchado al Batallón de Infantería N°4, otros compañeros fueron llevados a Mercedes. Algunas de las detenidas fueron violadas en el camión. Cuando lo apremiaban gritaba "helados", un grito que había popularizado en su ciudad natal. Era su forma de que alguien lo reconociera. Le dieron picana hasta dejarlo inconsciente, murió en una ambulancia camino a Montevideo, en el kilómetro 110 de la ruta 1.
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Barneix declaró, ante la entonces, jueza penal de 7º Turno, Mariana Mota:
“Si sabe o presume las causas por las cuales el presunto sedicioso Aldo Perrini presenta hematomas en su cuerpo al realizarse la autopsia, contesta: que no sabe, pero presume que pudieron haber sido ocasionadas por el trato riguroso que el personal debe exigir a los detenidos e incomunicados para mantener la disciplina y la compartimentación en virtud de encontrarse los detenidos en un sólo alojamiento".
La autopsia determinó que Perrini presentaba "hematomas y equimossis en parte del tórax y abdomen", especialmente en "hipogastrio y genitales externos, múltiples hemorragias en el panículo adiposo subyacente".
El examen realizado por el médico militar Jorge Mautone reparó en una "hemorragia subpleural".
Y la causa de muerte: "edema agudo de pulmón originado por el stress". La asfixia y las torturas definidas así por el “Dr.firmante de los asesinatos en torturas” se halló por parte del Poder Judicial el expediente Nº 257/74 “Perrini Guala, Aldo”, de la Justicia Militar, que confirma que se instruyó un sumario militar, por su muerte en el Batallón de Infantería Nº 4 de Colonia.
La noche en que lo mataron el batallón estaba a cargo del comandante Boscan Hontou, quien habría ordenado su traslado al Hospital Militar de Montevideo, donde no quisieron hacerse cargo del cuerpo ya sin vida de Aldo Perrini, regresándolo a Colonia. El segundo Jefe era Washington Perdomo y otros tres oficiales: José Pedro Barneix, José Boudean y el oficial Puijvert. Las contradicciones fueron muchas. Otro de los médicos militares, encargado de supervisar las torturas, Eduardo Solano, “habría firmado un certificado de defunción donde se especificaba que Perrini ingresó herido al cuartel de Colonia y falleció en la sala de operaciones del Hospital Militar”.
Segunda versión: muere por “una afección cardíaca producto del consumo de tabaco”, ¡paradójicamente Aldo Perrini nunca fumó!. No quedó ahí, la tercera versión la da otra partida de defunción, firmada por el doctor José Cambón (del Hospital Militar) se establece como causa de su muerte: “edema agudo de pulmón”. Le entregaron el cadáver a la familia, el velorio y su sepelio fue bajo una estricta y amenazante vigilancia de los militares.
La juez solicitó:
- Citar a: Ernesto El Tordillo Rama, capitán Bonjour, de Colonia; La Brujita o la Bruja Arab, Emilio Álvarez, que le decían Cococho; Rabito Rivero, Roberto Rivero, también de Colonia; Oficial Sosa; Capitán Baudeauan (El Francés) Tte. Wetwe Owel o Obet, Cte. Betel Soto, Cte. Silvera, Cnel. Wilson. Alférez Leites, Alferez De los Santos. Oficial Sosa (de inteligencia) y Trocce y de los médicos militares Dres. Emilio Visca, Dr. Eduardo Solano y Dr. José Cambón. Por lo general no hablaban, y los detenidos estaban encapuchados. Simplemente con la cabeza decían que siguieran o no torturando.
- Se solicitó se “remita copia de todas las actuaciones e intervención del HOSPITAL MILITAR relacionadas con la atención y muerte de la víctima (según la partida de defunción ocurrida en dicha dependencia el 4 de marzo de 1974 en base a certificado del Dr. José Cambón)”
- Al Colegio de Abogados del Uruguay y al Sindicato Médico del Uruguay para que remita todas las instrucciones o actuaciones de la “Comisión de Ética Médica”, si las hubiere, en relación con los médicos militares Dres. Emilio Visca, Dr. Eduardo Solano y Dr. José Cambón (de éste último se ignora si era médico militar), quienes también serán citados a declarar.
- Se solicita los indaguen por CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD del HOMICIDIO POLÍTICO bajo TORTURAS de ALDO PERRINI GUALA.
La respuesta fue el traslado de la Dra. Mariana Mota
Ahora el General no está solo y no solo la SCJ lo protege y ampara. Veamos ¡Qué amigos tiene el General asesino! Ellos son la extrema derecha. Dicen entre otros disparates…
“En el día de hoy, miércoles 13 de junio de 2012, el insigne Gral. (R) Pedro Barneix, uno de los tantos héroes de la Santa Dictadura, que luchó por la Patria contra el comunismo tupamaro y que actualmente está siendo injustamente juzgado por supuestos "crímenes" de la dictadura… Perrini falleció el 4 de marzo de ese año, pues llegó herido al batallón militar y murió por edema pulmonar; pero es completamente falso que dicho terrorista haya fallecido a causa de torturas que NUNCA ocurrieron en nuestro país, algo que es completamente imposible, falso y falaz.”
Estos obsecuentes energúmenos, mercenarios al servicio de la impunidad no lograrán acallar la memoria.
Juicio y castigo al General de la mentira.
Qué nadie olvide. Adónde vayan los iremos a buscar
Qué nadie perdone. Condena social.
Porque no hay Justicia hay escrache popular
Vivos los llevaron.
Vivos están sus sueños entre nosotros.
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