El 4 de Junio la Coordinación Escrache a Ernesto Ramas, (integrada por organizaciones como; Plenaria Memoria y Justicia, Mesa permanente contra la Impunidad, la Asociación de Funcionarios de la Universidad de la República, la Unión de Funcionarios del Codicen, el Centro de Estudiantes del Instituto de Profesores Artigas, la Tendencia Clasista y Combativa, organizaciones políticas y compañeros y compañeras independientes) realizó el escrache a Ernesto Ramas, quien actualmente se encuentra cumpliendo "prisión domiciliaria" en Piriápolis.
Bajo la consigna: "Ernesto Ramas: A donde vayas te iremos a buscar" partió una caravana por la justicia desde el obelisco rumbo al domicilio del torturador.
Nuestro especial agradecimiento a los sindicatos y agrupaciones que colaboraron e hicieron posible la condena social: Mesa permanente contra la Impunidad, ADEOM, SAG, AFFUR, ATES, UFC, AFUTU y Lista 810 de AEBU.
Piriápolis, 4 de junio de
2016
Vecinas, vecinos.
¿Ustedes lo han visto? Ese es su rostro. Está
con prisión domiciliaria, pero anda por estas calles, anda por este sitio
hermoso. Y no es uno más. No.
Vecinos, vecinas vale que
nos comuniquemos. Vale que compartamos lo que sabemos. Hemos venido heridos
porque la memoria está viva. Y nuestras compañeras y compañeros están vivos en
nuestra lucha.
En esta casa no solo vive
un torturador, un asesino, un secuestrador de niños, vive un siniestro ser que
mantiene hasta hoy apropiados a nuestros compañeros y nuestras compañeras. Un
tipo que cometió todo tipo de vejámenes en nombre del Estado uruguayo y que es
cabeza importante del último genocidio a nuestros pueblos de la región.
El coronel asesino Ernesto Ramas,
El Tordillo, estuvo encargado de la Organización Coordinadora de Operaciones
Antisubversivas (OCOA), teniendo así un rol importante en el Plan Cóndor. Operó
en Uruguay y Argentina, torturó mayoritariamente en los centros de detención
clandestinos Automotores Orletti en Buenos Aires y acá en la casona de Punta
Gorda mejor conocida como “Infierno chico” en Montevideo y participó de los
vuelos de la muerte. Es culpable de la desaparición de María Claudia García de
Gelman, Adalberto Soba, Alberto Mechoso, Gerardo Gatti, León Duarte, Walter
Barrios, del asesinato de Silvia Reyes, Daiana Maidanik y Laura Raggio y de la
apropiación de Simón Riquelo, entre otras 28 causas en la que está implicado.
“El
tordillo”, como se hacía llamar, no es ningún nene de pecho, no es un milico
perejil que no tiene información, él tiene toda la información. Fue uno de los
eslabones fundamentales para llevar a cabo el plan sistemático de torturas,
desaparición y exterminio de nuestros compañeros y compañeras. Ramas sigue
ocultando la información sobre sus paraderos, continúa perpetrando así sus
crímenes. Ellos y ellas, militantes, estudiantes, trabajadores y trabajadoras, siguen
desaparecidos y desaparecidas, siguen siendo torturados, lastimados y ninguneados
por la impunidad benefactora del secuestro y la tortura, y la justicia que la ampara.
No
se puede describir la sensación que nos provocó encontrarnos con la imagen de
Ramas sentado en una silla en el patio de su casa, tomando mate con total
liviandad, con esa mirada de sorna, impune.
Nos
deja con demasiada rabia y bronca. Estamos aquí por nuestros compañeros y
compañeras, no nos va a temblar la voz para gritar que esto es una injusticia
de la justicia ciega, que esto es la impunidad consagrada como política de Estado.
La
misma impunidad que permite al Juez Gesto otorgarle a Gavazzo el permiso de
sacarse la tobillera e ir al cumpleaños de quince de su nieta. Una provocación,
un atentado contra la memoria y la verdad. Pero la noticia no detuvo la rabia y
la bronca, la gente salió a la calle y le cercó la casa, impidiendo la salida
del represor, haciendo justicia popular contra las prebendas de la justicia
institucional.
La respuesta desde el
gobierno sigue siendo irónica. Huidobro satiriza sobre los autores del robo de
los archivos en la Facultad de Humanidades. Nos dicen que crearon una
aplicación en el plan ceibal para el estudio de los derechos humanos… ¿De qué
derechos humanos estamos hablando? Ramas sale por supuestas “razones
humanitarias”.
Mientras tanto, se pone
cada vez mas plata para sacar más policías a la calle, la Republicana decora
los barrios más humildes de Montevideo, acecha, realiza operativos,
allanamientos, entre otros destrozos, criminaliza a la gente en los barrios
planteando la supuesta guerra contra el narcotráfico. Pero la realidad nos
muestra que la ya histórica política represiva como fuente de solución a todos
nuestros problemas sociales no les está siendo efectiva, al no plantearse cuál
es la raíz de esos conflictos. Porque no les conviene decir la verdad, porque
la verdad la escriben siempre los mismos y por medio de los medios de
desinformación titulan “Grave enfrentamiento en el Marconi entre policía y
delincuentes”, como si fuera justificable y natural que la policía militarizada
asesine a dos jóvenes del barrio Marconi por un supuesto “enfrentamiento” con
“delincuentes”. Porque tampoco nos va a temblar la voz a la hora de gritar que
estamos en contra de la criminalización de los barrios y de la juventud, porque
hoy el grito es necesario y el silencio nos inmoviliza.
Por eso la condena popular
es JUSTICIA con mayúsculas, es una necesidad imperiosa movida por profundas
causas humanas debido a que la desaparición forzada, la tortura, la apropiación
ilegal y el secuestro por razones políticas. Estos son delitos de lesa humanidad, y no sólo
porque así lo digan los tratados internacionales, sino por las secuelas
irremediables que dejaron en nuestros compañeros y compañeras, en los hermanos,
hermanas, tías, tíos, nietos, nietas, abuelos, abuelas, madres y padres. Por
eso no prescriben, porque continúan y se siguen perpetrando. Nadie podrá
reescribir lo sucedido, pero sí podemos buscar y contar la verdad que no nos
cuentan, que ocultan y distorsionan, porque es una deuda de nuestra sociedad.
Mientras en Argentina, por
ejemplo, se condenó a Cordero a 25 años por su participación en el Plan Cóndor,
acá libran a los genocidas.
Es por eso que Ramas, Gavazzo, Silveira, Álvarez, Méndez, Ferro, Burgueño, Lucero y los más de 500 militares y civiles identificados que andan libres, fueron, son y serán Escrachados. Porque es el mecanismo popular de condena a los que el Estado ampara con la impunidad, a los que los políticos nos piden que olvidemos, que son unos “pobres viejitos”, que al morirse se acabará todo. Sabemos muy bien que aunque se mueran toda la lógica de la impunidad y sus consecuencias proseguirá y luego serán otros los que se amparen en ella, como hoy se amparan militares, policías, narco-políticos, empresarios y banqueros.
A través del Escrache el
pueblo lucha para derribar la muralla de la impunidad. Ganando en conciencia de
quiénes son los responsables del último genocidio de nuestro pueblo -en el caso
de los torturadores impunes de la dictadura- pero también marcando a los
responsables de nuestra opresión cotidiana. Al gran capital, a los
explotadores, a los latifundistas, a los usureros, a los que día a día nos
extraen inmensas cantidades de sangre para alimentar la máquina del trabajo y
gozar de ganancias exponenciales. Es el método de la Condena Social a través
del Escrache el que permite a la gente dar luz a la penumbra. Llegar a la
verdad que los medios comerciales de desinformación nos quieren ocultar porque
no le son redituables ni económica ni políticamente. Es la herramienta de
información directa del movimiento popular, es ir a la fuente, es tener cara a
cara a los responsables de nuestra tortura cotidiana y de la desaparición de
nuestros compañeros y nuestras compañeras.
Ver la figura siniestra del
coronel Ramas tomando mate plácidamente con su mujer en el porche de su casa,
tan tranquilo, tan impune, y contraponerlo con el hecho de que sabe y calla con
gusto el paradero de cientos de compañeras y compañeros, genera una rabia
inconmensurable, un revoltijo en las tripas, un hervor en la sangre que hace imposible
mantenerse en silencio, que nos moviliza para hoy estar acá y gritarle en la
cara lo que pensamos y sentimos.
Pasar frente a la guarida
de Ramas y ver que había arrancando el nombre de su casa Rosemar, para que la
gente que habita en Piriapolis no lo encuentre es todo un símbolo. Ver a su esposa, Rosa Gaitán juntando los
volantes que lo incriminan, defendiéndolo, es toda una confirmación de la
impunidad actual.
Esta señora es la que armó
entre otras esposas de militares, hijas de militares, la pagina en Voz Alta de
los milicos, desde donde nos siguen amenazando. Ella es parte de toda una casta
acomodada, una aristocracia militar que deambula entre el Club Naval, el Centro
Militar y Círculo Militar.
¡Sepan vecinos, vecinas que
tanto Ramas, como Gavazzo están sueltos! ¡Ellos crean la alarma pública!
La imagen del paradero de
las compañeras y los compañeros encerrados en su silencio, en su sorna e impune
mirada amparada por la justicia institucional del Estado, nos hace decir
¡basta! Podrán zafar de jueces y fiscales, de abogados y supremas cortes, pero
nunca van a zafar de la condena social, del repudio del barrio, de los
movimientos sociales y el pueblo consciente.
Estos coroneles tienen
quienes los condenen. La memoria de hijos, familiares, organizaciones sociales
y de DDHH. Jóvenes que sufren en carne propia la acostumbrada impunidad.
Compañeras, compañeros la
lucha activa, el escrache, la condena social le cortó el camino a los impunes.
Gavazzo no pudo bailar un nuevo vals en el sitio del pacto, en el Club Naval.
No. Un grupo de memoriosos jóvenes y no tanto se lo impidieron, el rechazo de
este pueblo lo impidió. Se le borro la sonrisa de la cara. Y una vez más la
casta militar nos persigue, desde el antro castrense del Centro Militar, nos
mandan a los milicos y jueces. Una vez
más les diremos que si tocan a uno tocan a todos.
Que nadie lo salude.
Que nadie le venda.
Que nadie le hable, que
sufra la condena de un barrio despierto e informado de que es un asesino,
torturador y secuestrador impune.
Que sufra el exilio en su
propia casa.
Que se sienta observado, alcanzado
por la memoria.
Condenado a la prisión
popular de la indiferencia y el repudio constante.
Que el vacío se acerque a
la anomia, que nadie actué bajo la cobarde obediencia debida que mantiene la
impunidad.
Que sufra el desprecio que
se merece por callar impunemente la verdad sobre él y todo el séquito de
torturadores y asesinos que cubre.
¡Y que escuche bien fuerte
para que no se le olvide jamás!
¡A DONDE VAYAN LOS IREMOS A
BUSCAR!
¡DE LA CONDENA SOCIAL NO
VAN A ZAFAR!
¡SI NO HAY JUSTICIA HAY
ESCRACHE!
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