De colaborador a torturador y violador.
De violador a Agente de Inteligencia.
De Agente de Inteligencia a integrante de la CIA.
De integrante de la CIA/DNII a exitoso empresario
y reverendo de la Secta Moon.
Jorge Guldenzoph Núñez
Alias: Charleta, Pibe, Rodrigo
C.I: 1.325.087-8
Teléfono 26231840
La exitosa carrera de un impune
A principios de los años setenta, Jorge Guldenzoph fue militante del Partido Comunista (PCU). Desde que fue detenido por el Departamento Nº 5 (Inteligencia y Enlace) poco después del golpe de Estado, se hizo evidente su colaboración con los represores: delató y entregó a muchísimos de sus compañeros; salía a la calle con personal del Departamento de Investigaciones señalando casas y contactos; participó en los interrogatorios, en la aplicación de torturas y en la violación de sus propias compañeras, en plena dictadura.
En 1980 se integró formalmente a la DII (Dirección de Información e Inteligencia), convirtiéndose en un teórico de la lucha contra las organizaciones populares, sociales y políticas. Operó infiltrando sindicatos y conformando comandos parapoliciales a pedido de la CIA.
Gracias al testimonio de uno de los sobrevivientes del operativo que desembocó en la captura y posterior desaparición del militante Ary Severo Barreto, se sabe que el Charleta participó en dicho secuestro.
Quien brinda testimonio relata que fue detenido en el dpto. de Canelones el 23 de abril de 1978, cuando regresaba a Uruguay para realizar un contacto con otro dirigente. Su viaje respondía a una solicitud de la dirección del PST (de la cual formaba parte Ary Severo, Tatú).
Cinco días más tarde fue trasladado a Montevideo y llevado a Jefatura donde los recibió Víctor Castiglioni. Allí fue torturado nuevamente y derivado, posteriormente, a la Dirección de Información (a cargo del comisario Pablo Fontana Zunino). Los interrogatorios se centraban en su vínculo con Ary Severo Barreto, dato que el detenido continuó negando, señalando que: “sólo extrañaba a su familia y por eso volvió”.
Testimonio
«El comisario Fontana Zunino me preguntaba por Ary Severo Barreto y qué hacíamos en Buenos Aires. Mucho después supe que a Ary lo habían detenido 5 días antes en Bs. As. En los interrogatorios y las torturas participaba un subcomisario del Departamento IV alias el Turco [...] Un hombre de aproximadamente 40 años, de estatura media, canoso, ojos verde claro [...] Ricardo Arab, apodado el Turco y un muchacho joven muy elegante y correcto. Me describían perfectamente la casa de Ary Severo Barreto en Buenos Aires [...] Años después descubrí que el joven elegante que me torturó era Jorge Guldenzoph, alias el Charleta. En determinado momento me llevaron al baño y el subcomisario el Turco estaba orinando con Jorge Guldenzoph y oí que decían: “El Negro Tatú sí que aguantaba y no largaba nada”. A lo que el Charleta le contestó: “Cállate que está el detenido detrás de nosotros”».
«A Ary todos le decíamos el Negro Tatú, hasta su familia. En los días siguientes, en otro interrogatorio, estas dos personas me decían que el Tatú era mucho más fuerte que yo […] Alguna que otra noche me sacaban para otra pieza para interrogarme un oficial de Inteligencia y Enlace, no sé el nombre […] vestía camisa, pantalón y campera del Ejército, sin charreteras ni galones, le decían el Pibe o el Gurí, él también me interrogó sobre Buenos Aires y conocía al detalle la casa de Ary en Bs. As. y mi casa en La Boca, éste desaparecía por 5 o 6 días y cuando volvía fumaba cigarrillos argentinos […] En dos oportunidades me sacó encapuchado en una camioneta a un descampado y en ambos casos me hizo simulacro de fusilamiento, quería que le dijera cosas vinculadas al PST y me preguntaba por el PVP que yo no tenía idea de lo que era. También me preguntaban por Jorge Martínez, pero sobre quién insistían era sobre Ary Severo Barreto y su mujer Beatriz Anglet, también desaparecida».
Estas actas registradas por Serpaj, en 2001, fueron entregadas a la Comisión para la Paz y las mismas señalan:
«La persona que participa en la detención de Ary Severo Barreto y de Mario Mosteiro […] es Jorge, funcionario del SOF, el Charleta. Es el que lo torturaba y el que sabe lo que pasó con Barreto».
Barreto fue detenido el 24 de abril de 1978 junto a su esposa Beatriz Anglet, su hermano Carlos, su hermana Marta y su cuñado Jorge Martínez Horminoguez. Todos fueron vistos con vida en el Pozo de Quilmes por varios testigos que sobrevivieron a la tortura. Esas detenciones-desapariciones ocurrieron en el marco de la escalada represiva contra los Grupos de Acción Unificadora (GAU) y organizaciones afines como el PST.
A partir de diciembre de 1977, la represión a dichos colectivos fue coordinada por la Escuela de Mecánica de la Armada Argentina (ESMA) y Fusileros Navales de Uruguay (FUSNA), alcanzando un papel importante el entonces jefe del S2 del FUSNA, capitán de navío Jorge Tróccoli.
La coordinación represiva uruguayo-argentina tenía otras ramificaciones en las que se destacaba el Servicio de Información de Defensa (SID), en el que participaba personal del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea y de la Policía.
El 2 de Julio de 1985, el entonces Senador José Germán Araújo presentó en el Parlamento un informe en donde cita varios testimonios que denuncian la participación directa de Jorge Guldenzoph en detenciones, torturas y violaciones. Entre dichas declaraciones figuran las de Gonzalo Carámbula, representante del Frente Amplio en la Concertación Nacional Programática (fallecido), Ofelia Fernández y Alberto Grille.
«A este señor habrán de reconocerlo, seguramente, cientos y cientos de torturados. No sólo fue uno de los más activos torturadores, sino que además se sintió siempre muy seguro –con gran respaldo– y disfrutaba con quitar capuchas por unos segundos para que alguien lo reconociera.
A este señor, últimamente, se lo ha podido ver en el Canal 1 de la radiotelevisión francesa. Tenemos aquí el vídeo tape. Es que ahora el señor Guldenzoph, además de ser un sádico torturador de la Policía uruguaya, es uno de los más calificados voceros de la Secta Moon en Montevideo 1».
Testimonio de Gonzalo Carámbula
«Cuando fui detenido estaba almorzando en una parrillada céntrica, en el mostrador, en marzo de 1976. Dos agentes vestidos de particular se apersonaron, preguntaron mi nombre y me obligaron a dejar lo poco que quedaba de un churrasco con papas fritas. Minutos después, en las dependencias de Inteligencia y Enlace (Departamento 5), al mando del Comisario Benítez, pretendieron, sin éxito, que comiera lo que acababa de vomitar, aquel almuerzo interrumpido».
«Estuve colgado, desnudo, tomado con cuerdas desde las muñecas envueltas en trapos para evitar huellas futuras […] Participaban de la sesión unas cuatro o cinco personas a juzgar por las voces y el manipuleo de la tabla. Quizás sorprenda que comente que no me resultaba tan dramático tragar agua hasta pensar en morir, como cuando me sacaban la cabeza pero no me dejaban respirar inmediatamente, presionando la capucha.
[…] Es poco lo que recuerdo de los días inmediatos posteriores. Algunas escenas como cuando estaba en un piso, boca abajo, y me dieron un inyectable. Recuerdo que grité, o me pareció gritar, que no cantaría y que tampoco lo haría con pentotal y me contestaron que se trataba de un calmante. […] También pude constatar la presencia en todo ese período de Jorge Guldenzoph, el de la Secta Moon, a quien también conocía de antes. Recuerdo particularmente que discutía con otros oficiales y les insistía sobre la necesidad de dotar a los jóvenes de Secundaria de una ideología, que no bastaba con perseguir a los comunistas. Según información posterior que pude obtener, esta persona que creo fue la que corroboró mi identidad desde la acera, según conté al principio, participó en el Congreso que realizó la Secta Moon el pasado mes de marzo de 1984».
Testimonio de Alberto Grille
Alberto Grille, fue detenido junto a Ofelia Fernández.
«Hacía días que estaba de pie, encapuchado y cada vez más desorientado. No sabía lo que había alrededor; quería caminar y al mover ligeramente los pies, tropezaba con cuerpos que descansaban pesadamente en el suelo. […]No había ingerido ningún alimento, ni tomado líquido alguno desde mi detención. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que vi a Alba y a los gurises por última vez? ¿Doce horas, un día acaso, dos?
[…] Había pasado mucho tiempo. ¡Estaba tan confuso! Rememoraba las horas pasadas: los golpes, el submarino, el dolor terrible del primer diente roto, los gritos desesperados de Ofelia y su resistencia invencible, la cara amoratada de Roberto, el llanto del bebé de Kaliopi, el rostro sonriente del Charleta Guldenzoph. […]De pronto, un golpe, otro; con un palo me golpeaban los genitales; me ajustan los brazos a la espalda, me golpean la cara contra la pared. ¿Cuándo y de dónde viene el próximo golpe? Trato de esquivarlos sin éxito: uno, dos, tres, veinte, treinta puñetazos. Empiezo a familiarizarme con las voces de los torturadores. Conozco al Charleta, a Pressa, al Oreja, al que también llaman Negro Rubio.
[…] Pasé la noche de plantón; sentí la voz de Pressa y del ‘capitán’ Guldenzoph mientras interrogan a Ofelia.
Me siento descansado, algo más lúcido, aunque con el cuerpo y los pies muy inflamados. Me duele la boca y los brazos; casi no los siento. Comienzan a llegar los tiras. Uno me agarra la camisa y me empuja; me caigo y me patea; me llevan en un ascensor a un lugar oscuro. ¡Dios mío! Estoy en el sótano de la calle Maldonado; todo está oscuro; tropiezo con escombros y arena; no veo nada; tengo miedo; ¡ahora sí tengo miedo! estoy solo; ni siquiera la compañía de los compañeros encapuchados, los compañeros de infortunio.
Me acercan a una pileta o a una bañera. No veo nada; hay una gran oscuridad y mucha humedad. Percibo las voces de un grupo de personas entre los que se destacan inconfundibles el Charleta y Pressa[…] Me quitan la ropa y me acuestan boca abajo sobre una chapa de metal. Me amarran a ella y la chapa comienza a bascular. Me introducen una y otra vez en el agua podrida».
Testimonio de una detenida que fue violada por el Charleta
«Fui detenida el 10 de junio de 1983 […] Yo tenía 21 años. Eran las 8 horas y yo estaba sola; mi compañero estaba trabajando. Tocaron timbre y al abrir había dos tipos que después de entrar […] empujándome e identificándose como policías: uno de ellos un tal Rodrigo […] y el otro recuerdo su cara pero no tengo datos. Inmediatamente empiezan a revolver todo con bastante violencia. Al encontrar material me piden explicaciones y me dicen que me van a llevar con ellos. Pido para avisar a mi familia y me dicen que ellos lo van a hacer. […]Soy llevada en una camioneta de la policía a Maldonado y Paraguay, 2do piso. Allí me llevan a un escritorio casi a la entrada y veo a otro tipo alias el Comisario, (seguramente Benítez), que nuevamente me pide explicaciones.
[…] De madrugada, un tal Alexis me saca del calabozo y me lleva por segunda vez a Maldonado. Allí me llevan al escritorio del día anterior y el Comisario me dice que hable. Ahí mismo me encapuchan. Me sacan los cordones de los zapatos y me empujan de un lado a otro para marearme. Termino en un lugar creo que el fondo del 2do piso. Allí comienzan a interrogarme, me desnudan y me cuelgan de las muñecas, brazos hacia atrás. Estando así me manosean […] Me hacen submarino con agua y luego con capucha de nylon o algo así. Estando colgada y agarrada por 2 o 3 tipos me violan por el ano y la vagina, primero con un palo y luego uno de ellos, produciéndome lastimaduras y pequeñas hemorragias en el intestino, que me duran como 10 días.
[…] A partir de aquí sólo tengo contacto con Rodrigo, Alexis y el Jefe y guardia policial femenina. Además de un médico que me toma el pulso y me ausculta el mismo 13 de junio. Me dejan todo el día en un cuarto y me hacen escuchar la tortura o grabación de la tortura de mi compañero. Esto se repite al otro día por un rato».
Germán Araújo añade:
«Este es el testimonio de una joven valiente, uruguaya, demócrata, luchadora, que busca y exige de nosotros que contribuyamos a la Justicia. Sobre ese alias Rodrigo, ella dice más adelante que trabaja en Inteligencia desde hace diez años y que estando en el penal nos llega un diario Últimas Noticias del 26 de abril de 1984, página 23, en el que aparece su foto y su nombre: José Antonio Puppo, el cual es reconocido separadamente por Virginia Michoelson, Paula Laborde y yo.
Rodrigo no era otro que Jorge Guldenzoph (a) Charleta[…] Nosotros hemos tenido en nuestras manos esa foto donde estaba el señor Puppo con su esposa. Todo esto parece increíble, señor Presidente, pero sucedió en nuestro país. Y no sólo a esta joven señora. ¿Podemos olvidar todo esto?»
En los años 1980 y 1981, formando parte del aparato represivo, el Charleta fue considerado uno de los mejores cuadros de la DII y prestó servicios especiales a unidades de la CIA.
En los años ochenta operó bajo el seudónimo de Pancho, en la DII – “asuntos gremiales” junto a Carlos Ramírez (alias el Facho, agente del Departamento 2 en la época de Bonaudi), bajo las órdenes del Caballo Tellechea.
Ya sobre el final de la dictadura, en el año 1983, operó como agente de la Dirección de Información e Inteligencia y en esas mismas dependencias participó en la violación de un grupo de adolescentes, detenidos cuando organizaban un paro estudiantil. Allí ocurrieron atroces actos de vejación; se utilizaron perros bajo la atenta supervisión de al menos un oficial de origen norteamericano 2.
Fue autor, junto con el tristemente célebre Castiglioni, del libro titulado UJC: escuela de comunismo, editado por la propia DII-Ministerio del Interior y usado como manual de aprendizaje para los cursos de especialización en ‘Inteligencia’. Tanto es así que los servicios de información italianos manifestaron su interés en contar con su colaboración, opinando que“[...]se trata de un profundo conocedor acerca de cómo combatir al comunismo y las organizaciones de conspiradores”3.
En 1985 integró un equipo parapolicial denominado El Combo, vinculado con la CIA, al que, por esos días, se le encargó la tarea de hacer seguimientos y escuchas a una delegación de diplomáticos cubanos llegados al país con el motivo de discutir el restablecimiento de relaciones. La delegación cubana se alojó en el Hotel Internacional de Montevideo (calle Colonia entre Andes y Florida). El Combo tenía la misión de instalar micrófonos en las habitaciones y ‘pinchar’ sus teléfonos. La misión fue cumplida. A los efectos y por intermedio del Charleta Guldenzoph que consiguió una lujosa habitación en el noveno piso del Victoria Plaza Hotel, en la cual El Combo instaló su centralita: un sofisticado sistema de escucha de aquellos micrófonos.
En el libro 15 años en el Infierno, el exagente de la DII José Calace cuenta lo siguiente:«[…] estando a punto de realizarse un gran acto del Partido Comunista en el Franzini, se le apersonó el Judío Jorge Vázquez, le entregó una granada norteamericana que dijo haberla obtenido de la Embajada y me pidió que la arrojara en dicho acto. La tomé pero nunca la arrojé [...] me la llevé para mi casa y aún la tengo[…]» El agente disidente expresa en su libro: «El pueblo uruguayo debería cobrar buena y cabal conciencia del peligro que implica tanto cipayismo […] Uno de los que más trabajó allí fue el Gordo Ríbori quien intentó cambiar un billete falso de 500 dólares en la caja del hotel y se produjo un gran escándalo […] pero al final lograron taparlo porque el Gordo los amenazó con deschavar todo el operativo que se había montado con la complicidad de los dueños y funcionarios del hotel […]»
Calace destaca también que« […] de la ‘Sección Información’ (donde funciona Jorge Pancho Guldenzoph, alias el Charleta, depende la seguridad en CUTCSA y en la Asociación Española de Socorros Mutuos (empresas que de hecho, forman parte del escalafón en que se basa la estructura de la DII […]»
Y agrega: « […] cuando las elecciones de 1984 los gremialistas en conflicto habían colocado un cartel en la puerta del Sanatorio que decía: “La Española hambrea a sus funcionarios”[…] Vinieron y me dijeron “¿Cuánto me cobrás por sacar el cartel?”. Les dije que 50 mil nuevos pesos [...] “Dale pa delante”, y se hizo. Según me explicaron después, se trataba de que iba a haber un acontecimiento importante en La Española y Magurno quería evitar que los asistentes vieran aquel cartel […] Fui al Sanatorio y le dije a los sindicalistas que estaban en la puerta: “Vengo de la FUS, soy pintor de letras y me encargaron un cartel mejor […]me voy a tener que llevar éste para utilizar los materiales y luego les traigo el otro”. […] Me gané los 50 mil nuevos pesos que pasé a cobrar en el mismo Sanatorio contra firma de recibo».
« [...] Además, como Magurno es dueño de la farmacia Crillón, la que está cerca del Sanatorio, cada vez que hay conflicto [...] la DII manda custodia para la farmacia como si fuera un organismo estatal [...] y de quien disponemos de mucha más información para compartir en próximas notas».
« [...] Además, como Magurno es dueño de la farmacia Crillón, la que está cerca del Sanatorio, cada vez que hay conflicto [...] la DII manda custodia para la farmacia como si fuera un organismo estatal [...] y de quien disponemos de mucha más información para compartir en próximas notas».
Oficialmente fue un colaborador activo de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia hasta 1982, aunque años más tarde el gobierno de Julio María Sanguinetti reconoció que estuvo activo hasta fines de 1996.
Fuentes policiales consultadas por BRECHA, entre otros medios, indicaron que es probable que permanezca vinculado a la ‘comunidad de inteligencia’.
Las denuncias de Germán Araújo de 1985 están más que confirmadas.
La Omertá lo ampara
El informe de la Comisión para la Paz explicita que Jorge Martínez Horminoguez, Marta Beatriz Severo Barreto y Carlos Baldomiro Severo Barreto fueron posiblemente trasladados después del día 18 mayo de 1978, con destino final desconocido.
Declaraciones del Charleta
Este es el testimonio del torturador Jorge Guldenzoph (figura en fs. 3874 a 3879, expediente sobre DNII), donde el Charleta, sin vacilar, negó haber conocido a Ary Severo Barreto, alias el Tatú.
«De las fotos de gente que está desaparecida, no conozco a ninguno, con ninguno de ellos tuve contacto en su condición de detenido».
«No conocí nunca a Ary Severo, ni sé de eso de la casa».
«Yo fui a La Tablada enviado por Castiglioni, 1 o 2 veces para leer un conjunto de actas de ellos, los que operaban en La Tablada, no querían dar copias... Recuerdo que traté con el coronel Rama y con el capitán Jorge Silveira, que era quien a veces iba a la Dirección en representación del OCOA».
«Yo iba muy puntualmente a La Tablada, sólo cuando Castiglioni me mandaba, él tenía gran desconfianza de todos los militares, porque él estaba trabajando para la vuelta de Pacheco y en los militares se había producido el incidente de la publicaciones que se remitieron con el título de El Talero, donde se enviaron cartas a muchas personas y Castiglioni me dijo que Álvarez, que había asumido como Comandante en Jefe, estaba preparando su camino para la Presidencia de la República».
Las actividades del señor...
El repudiable currículo de Guldenzoph no termina en la dictadura. Desde 1985 reapareció como un próspero empresario.
En los años noventa trepó a puestos de jerarquía en la Secta Moon, llegando a la dirección de Últimas Noticias (eximprenta Polo). Fue editorialista, columnista y vicepresidente del directorio de este periódico.
En representación de dicha secta, en 2007, fue recibido en presidencia por Tabaré Vázquez (reunión de la que consta amplio registro fotográfico), ocasión en la que Guldenzoph le obsequió, al entonces presidente, una lancha.
«El compromiso de Vázquez con la secta se había concretado, poco antes de esa fotografía indiscreta (¡qué poco tacto, el del Charleta!) cuando, a instancias del secretario de la Presidencia Gonzalo Fernández, abogado él de los moonies, decidió pagar 25 millones de dólares a Free Port, dando por perdido un juicio que los abogados del Ministerio de Transporte y el propio Ministro Rossi, creían ganado». 4
En la secta Moon, con sus diarios, sus hoteles, sus plantaciones forestales y el Banco de Crédito, se acumuló una importante influencia en círculos políticos, económicos y empresariales. Para la secta, fue fácil proyectar al Charleta como un representante destacado del emporio de intereses, bendecido muchas veces con fotografías que lo muestran a la diestra del reverendo.
Como empresario en alza disertó en el Hotel Radisson sobre genética, reuniendo a varios millonarios tras la obsesión de la eterna juventud.
Un siniestro personaje, de mucha guita.
Empresario de la prensa y predicador de la Secta Moon se ha movido en esferas diplomáticas. Sin escrúpulos, como reverendo ha disertado en ámbitos religiosos sobre la importancia de los valores familiares y del lugar de la educación en la sociedad.
En una oratoria en el Victoria Plaza cerró su intervención con una frase que bien puede resumir su mentalidad policíaca: « [...] las sociedades se enfrentan a una coyuntura histórica de enorme gravedad, y al igual que quien debe desarmar una bomba, debemos saber exactamente cuál es la ‘ruta’ que nos conduce al corazón del dispositivo, y cuál es el ‘cable’ que debemos cortar para detener el mecanismo que irremediablemente conduce a la explosión».
Fue secretario general de la Federación para Salvar la Nueva Nación y del Movimiento Pro Verdaderas Familias, dos organismos de corte religioso dentro de la secta.
Presidió CAUSA, un movimiento político antimarxista, considerado el ala política de la organización del reverendo Moon.
En agosto de 2012, bajo el título “Luna Menguante” publicada en el Semanario Brecha, se señala que:
«Algunas de las explicaciones para que el diario de la secta coreana haya dejado de existir hay que encontrarlas en el declive del hotel Radisson Victoria Plaza, que se encuentra en plena reestructura y mensualmente inyectaba 50 mil dólares en la publicación. Las negociaciones se encaminan hacia al final con la desocupación de la redacción, previo acuerdo entre las partes».
¿Fue o sigue siendo...?
• Presidente de la Conferencia del Liderazgo Nacional (Uruguay).
• Presidente Fundador del Movimiento Compromiso Ciudadano (Uruguay).
• Codirector de Misión Presidencial Latinoamérica.
• Vicepresidente, editorialista y columnista de opinión del diario Últimas Noticias.
• Conferencista nacional e internacional sobre temas de religión, espiritualidad, valores, educación y política internacional. (Ha brindado disertaciones en más de 1.500 seminarios en unas cuarenta ciudades de Uruguay y en Argentina, Chile, Paraguay, Perú, Brasil y EE.UU.)
• Exsíndico del Banco de Crédito.
• Ha escrito más de mil artículos y dos libros, cinco ensayos y tres manuales de educación.
• Trabajó diez años en la agencia de noticias UPI como editor de noticias de política y finanzas internacionales y como corresponsal para Uruguay y Paraguay.
• Ha representado a varias Fundaciones Internacionales en el Uruguay y es, desde hace años, consultor sobre Asuntos Latinoamericanos para grupos y personalidades extranjeras.
• Los servicios de información italianos han manifestado su interés en contar con su colaboración; opinan que es un profundo conocedor acerca de cómo combatir el comunismo y las organizaciones de conspiradores.
Sospechas fundadas
Sobre este siniestro y poderoso personaje Jorge Guldenzoph, alias el Charleta, al igual que en el caso del Cabo Anselmo en Brasil o Amodio en Uruguay, hay diversos testimonios y diferentes interpretaciones de lo que fue realmente por parte de quienes lo conocieron y luego lo sufrieron en la represión y la tortura que él coordinó e infligió.
¿Operó desde el inicio como infiltrado en el Partido Comunista?
¿Era del equipo de agentes de la DNII (Dirección Nacional de Información e Inteligencia), infiltrado desde 1970?
De lo que no hay dudas es que es un tipo siniestro, aunque todos creían que era un militante comunista.
¿Se metió en la estructura para armar el organigrama? Él lo documentó en un cuadernillo en el que registró la estructura, el comportamiento y quiénes integraban la UJC y el PC, información que luego usó la DNII para detener, torturar y encarcelar.
Ese cuadernillo se presentó como prueba en una de las denuncias contra el Charleta y la DNII, (donde también operaba Miguel Zuluaga).
En determinado momento los detenidos en la DNII lo empiezan a ver en las sesiones de tortura pero operando para la policía, incluso con grado de capitán...
Las víctimas afirman que Guldenzoph actuaba con sadismo, bajo un manto de total impunidad y que disfrutaba quitándoles la capucha a los prisioneros para que, por unos segundos, reconocieran a su verdugo.
Este ‘reverendo ortiva’ genera muchas interrogantes que necesitan ser respondidas, entre ellas las preguntas de los periodistas Carlos Peláez y Samuel Blixen: ¿cómo, siendo Jorge Guldenzoph, el Charleta, un sádico torturador y violador, no ha sido todavía procesado por la justicia?
No olvidemos que cuando fue interrogado por magistrados, admitió algunas de las numerosas acusaciones que penden sobre él. La fiscal Ana María Tellechea solicitó a la jueza penal de 9no turno, Blanca Rieiro, el procesamiento del Charleta por el delito de torturas, en una causa que se habría iniciado en 2013.
Este ‘esmerado discípulo’ tiene varios méritos, superando a sus ‘maestros de tortura’.
Como algunos otros, es traidor a la organización a la que pertenecía y verdugo de sus antiguos compañeros.
En este prontuario queda claro que no se necesita ser militar para gozar de la impunidad; policías y civiles de la dictadura y del Terrorismo de Estado, también están amparados.
Este represor que se mueve entre ‘alfombras perfumadas’ es acusado de violar adolescentes, de torturar y desaparecer personas.
A Guldenzoph no lo ampara la Ley de Impunidad; sin embargo hoy sigue libre y sin condena.
Notas:
1 - Extracto de la intervención de Germán Araújo en el Senado, en julio de 1985.
2 - La denuncia fue publicada por Samuel Blixen (semanario Brecha), Carlos Peláez (Nueva Tribuna) y Carta Popular.
3 - La información corresponde a los testimonios del exagente de la DII José Calace en el libro 15 años en el Infierno.
4 - Extracto de un artículo del Semanario Brecha: "Un torturador de alfombra roja", publicado el 26 de noviembre de 2015.
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